ROMA
La vida de ultratumba en la religión latina era algo difuso y nebuloso,las relaciones de los vivos con los muertos está presidida por el temor. Los romanos admiraban al difunto pero se le tiene miedo.Su mismo contacto deja contaminada a la familia. Cuando muere un miembro de la familia, ésta queda funesta (palabra que al mismo tiempo indica “en situación de duelo” y “manchada”) hasta que logre su purificación nueve días más tarde.De hecho, para alcanzar ciertos cargos públicos hay que tener vivos tanto a su padre como a su madre, es decir no haber estado "contaminado".
Especialmente consagrados a los muertos estaba el mes de Maius (de Maia, divinidad terrestre) con las Lemuria(que después explicaré que es) y el Agonium Veiovis ; y Februarius (término relacionado con “purificación”, pero también con el dios Februus, dios de los muertos, identificado con Hades) en especial entre el 13 y el 21, días en que los romanos llevaban ofrendas a las sepulturas de los familiares: son las fiestas Parentalia, En medio de estos días se celebraban las Lupercalia, fiesta consagrada a Fauno, en que se purifica el pueblo de los daños y amenazas de los días de los muertos; constaba de tres partes:
- - Ante los miembros del colegio de los Lupercales, se realizaba un sacrificio de cabras, boques y perros a la loba-diosa Luperca, la que amamantó a Rómulo y Remo,en el Lupercal, una cueva. Con la sangre de las víctimas el sacerdote manchaba las frentes de dos jóvenes y, acto seguido, las limpiaba con un copo de lana -
- - Después todos los miembros del colegio, desnudos, cubierta únicamente su cintura con pieles de la víctima y con el rostro enmascarado o untado con la sangre de las víctimas al tiempo que llevan una corona, símbolo de Fauno, en su cabeza, emprendían un desfile, lleno de obscenidades,azotando con correas a cuantos encontraban, especialmente a las mujeres que les presentaban las manos y la espalda porque querían ser madres pronto.
- - Se celebra un banquete entre los miembros del colegio.
Aunque los muertos son inactuales, en cierta manera siguen viviendo en la familia. En el aniversario de su muerte se depositan sobre sus tumbas flores, alimentos, bebidas, como leche y miel, que se filtraba a través del suelo. Dentro de la tipología cultual de la muerte cabe distinguir entre Manes, Laruae y Lemures .
- Los Manes (“los buenos”, “los ilustres”) se relacionan con los genios,los lares, los penates, las larvas y los lemures.Su relación con los primeros es evidente por su carácter personal y su relación con la casa,pues en tiempos muy remotos los habitantes de una casa no salían de ella ni siquiera tras la muerte al ser en ella sepultados, de modo que tampoco salían del hogar sus almas, que sus moradores denominaban, respetuosamente y con veneración. Es posible que el plural de esta palabra se deba a los antiguos cementerios colectivos donde eran enterrados sin distinción entre familias e individuos.Al entrar en el recinto mortuorio de vasijas alineadas o superpuestas, el muerto pasaba a la condición de manes. Más tarde, ya en época republicana tardía, se divinizaron y pasaron a ser considerados dioses manes cuando son asimilados a las almas de los antepasados y a los guardianes de la tumba, y recogen también la tradición del culto a los héroes. Estos espíritus moran bien en las regiones subterráneas (inferi),como los espíritus de los héroes. Simbólicamente tuvo en Roma dos lugares consagrados: en tiempos de Rómulo, la parte inferior del Mundus, fosa profunda,luego se abrió otra zanja en el Comicio romano, de donde salían las almas tres veces al año, deseosas de regocijarse con la luz solar. Su culto buscaba apaciguar su irritación y evitar que no fueran propicios. Por ello al principio se les ofrecía víctimas humanas, e incluso combates de gladiadores, cuya sangre sobre el sepulcro calmaba a los espíritus. Posteriormente, se sustituyeron por ofrendas de miel, vino puro y diversos manjares como lentejas, habas, huevos, en los funerales y en los aniversarios. El homenaje más grato después de los funerales eran las flores, especialmente las naturales que se criaban junto al sepulcro. De ahí que en torno a las tumbas aparecieran verdaderos jardines,que eran el símbolo de la renovación o la imagen del gozo de ultratumba. Si no se honraba correctamente a los Manes, sus quejas se reflejaban en sueños angustiosos, en enfermedades o en manías peligrosas.
- Los Lemures: son los espíritus de los muertos, menos próximos a la naturaleza divina que los Manes y menos terroríficos que las Laruae. Sin embargo, también vuelven en ciertos días de la ultratumba y atormentan a los vivos. Su origen se relaciona con el asesinato de Remo. Su espíritu se aparecía de noche para atormentar a Acca Laurentia y Fáustulo, y para apaciguarla Rómulo estableció las fiestas Lemuria . Se celebran dentro de cada familia en la intimidad,en honor a sus propios muertos los días 9, 11 y 13 de mayo. En esas noches las almas de los antepasados vuelven a las casas que habitaron y han de ser alejadas con palabras y ritos amables. El padre se levanta a media noche cuando han callado todos, y camina descalzo haciendo chascar el pulgar contra los otros dedos para evitar que se aproxime fantasma alguno. Se lava tres veces las manos con agua de fuente, se vuelve y toma en su boca habas negras, que luego tira detrás de sí diciendo: “¡Yo tiro estas habas! ¡Por ellas yo me rescato a mí mismo y a los míos!”. Repite esta expresión nueve veces, sin volverse para atrás porque piensa que la sombra le sigue y las coge. De nuevo toca el agua, tañe un objeto de bronce e invita a las sombras a salir de casa, increpándoles nueve veces: “Manes de mis padres, salid”, Y ya puede volverse: el rito ha concluido. Estos tres días eran considerados nefastos: los templos estaban cerrados y no se celebraban bodas.
- Laruae: Significa esta palabra propiamente “espectro”, “fantasma”, “esqueleto”, pero para los romanos eran las almas de aquellos que llevaron una vida desgraciada y quieren vengarse en los vivos atormentándolos, especialmente a aquellos que lo hicieron sufrir más. Su acción, por tanto, es malvada y perjudicial.Como fantasmas, al igual que los Lemures, aterrorizan y enloquecen con diversas visiones a los hombres; a los que sufren su acoso se les llama larvati o cerriti, (endemoniados, posesos...). Esta figura evolucionó, por influencia griega, hasta adoptar el aspecto de un esqueleto que concretiza lo que queda del ser humano tras la muerte. El mismo esqueleto que en la Edad Media personifica la Muerte.
EL ENTIERRO El entierro de un romano, en la medida de su condición económica y social, gozaba de gran solemnidad. En ella realmente se manifestaba la comunidad familiar entre los pasados y los presentes,todos los muertos de la gens por las calles de Roma estaba representados cada cual con las insignias de las funciones que desempeñaron en vida,delante del féretro del fallecido, para indicar que ya le habían precedido, y detrás de él toda la familia viviente. Así era como si todos los muertos pasados salian de la tumba para recuerdo y reconocimiento de su familia. Delante de esta comitiva fúnebre (pompa) iban los esclavos tocando instrumentos, los portadores de antorchas, las plañideras profesionales, los bailarines y los mimos.
Junto a la tumba en una pira, adornada con flores y perfumada, se incineraba el cadáver dentro de su ataúd. Los familiares y amigos ponían en él los objetos que habían sido del agrado del difunto; le abrían y cerraban los ojos por última vez, le daban un beso de despedida y alguno encendía la pira.Cuando se extinguían las llamas, las brasas se apagaban con vino y los huesos que quedaban se recogían, se untaban con ungüentos perfumados y se depositaban, juntamente con las cenizas, en una urna funeraria,
Este era el proceso más común entre los estamentos acomodados,los humildes solían optar por la inhumación, que es la tradición que nos ha llegado más a nosotros.
Las tumbas más lujosas eran sepulcros monumentales o mausoleos en forma de templo, las tumbas más modestas eran las fosas comunes, las individuales y los columbarios, criptas excavadas en la roca o construcciones de obra que, al estar llenas de nichos u hornacinas para depositar las urnas, se asemejaban a los nidos de un palomar. Encima de las fosas individuales podía haber diversos tipos de monumentos funerarios:
- - una estela o piedra con el nombre del difunto.
- - un pedestal con la dedicatoria correspondiente.
- - un ara, o altar, en cuyo interior se guardaba la urna funeraria.
- - una cupa de piedra, o de tejas cubiertas de mortero, en forma de baúl, que en ocasiones presentaba un agujero en el exterior para echar por él las ofrendas al difunto.
Con la extensión de la inhumación, se sustituyeron las urnas por ataúdes de madera o sarcófagos de piedra, dependiendo de la capacidad económica de la familia, se usaban en lugar de sarcófagos, ánforas; cajas hechas de losas de pizarra o de tejas.